Turrones con historia
La Navidad está llena de tradiciones y en Bizkarra nos gusta respetarlas, aunque siempre nos gusta poner su “puntito” innovador a estas fiestas, ¿cómo? Pues elaborando turrones como se hace desde siempre, con materias primas de primera calidad y procesos artesanos, y a la vez buscando combinaciones de sabores sorprendentes o evoluciones de recetas ancestrales.
Un buen ejemplo de ello son dos de nuestros turrones: el soconusco y el de intxaursaltsa.
El primero de ellos, el soconusco es un clásico bilbaíno. Se dice que un vizcaíno llamado Iñigo Urrutia se embarca en el siglo XVII hacia el Nuevo Mundo en busca de fortuna y que cuando llega la ciudad de Santa Ana de Soconusco en México encuentra un cacao, autóctono de esa zona, que trae a Bilbao. Su familia, que regenta una confitería, empieza a utilizarlo investigando con nuevas mezclas y serán sus nietos quienes hacen un nuevo turrón al que llamaron “Turrón de Soconusco”, en honor al lugar desde donde les trajeron el cacao.
Es una bonita historia, entre la realidad y la leyenda, que nos permite poner un origen a este turrón que bajo su cobertura de chocolate combina capas de praliné blanco, praliné tostado y trufa. Toda una innovación en su momento que ahora se ha transformado en una tradición de la Navidad de la villa de Don Diego y alrededores.
Y para unir tradición y modernidad en los dulces navideños, hace más de una década en Bizkarra se nos ocurrió hacer de la intxaursaltsa un nuevo turrón, siguiendo lo más fielmente posible la receta original. Desde entonces, la Navidad tiene un nuevo protagonista en nuestro obrador.
La intxaursaltsa se elaboraba a base de leche, azúcar, canela y nueces trituradas, que adquirían con la prolongada cocción una textura de pasta. Este era un alimento muy frecuente que nunca faltaba en la cena de nochebuena, y que junto al bacalao y las verduras constituían elementos de la cultura gastronómica más tradicional del País Vasco.
Nuestro turrón tiene como base los mismos ingredientes, añadiéndoles otros como el chocolate, con los que se consigue un praliné de nueces que recuerda al sabor añejo. Para ello utilizamos nueces del País y cuando la naturaleza lo permite también la cosecha de los nogales familiares. Son precisamente las características específicas de esta materia prima las que generan las mayores dificultades a la hora de trabajar satisfactoriamente la mezcla para llegar a la textura y el sabor óptimos. Las nueces se aplastan hasta que están casi batidas y se mezclan con leche y azúcar, lo que le confiere el sabor característico la antigua Intxaursaltsa a la vez que le diferencian enormemente de los tradicionales turrones, realizados a base de almendra.
A nosotros nos encanta y también hemos comprobado que el sabor recuerda fuertemente a la intxaursaltsa original. Para ello, realizamos varias degustaciones de turrón entre los más mayores, la última generación que ha crecido con el producto original, y por tanto tiene referencia de su sabor, olor, textura, e incluso de su elaboración. En la ficha de cata y la encuesta posterior, la mayoría de los participantes destacaron como uno de sus principales valores que les remitía al sabor original.
Qué buena idea recibir el nuevo año degustando estos turrones tan nuestros
¡Urte berri on! ¡Feliz 2014!